viernes, 1 de junio de 2012

Noche de Fuego la que se avecina, vapores etílicos mezclados con los aromas del carbón, que poco a poco va desgranando la entereza y la grasa a chorizos diversos, panceta, brochetas y por último chuletas de un cordero recental que había sobrevivido a la Navidad.
Las Barbacoas del Verano, me dan en la Madre, dominar la brasa así como dosificar pacientemente las entregas de viandas a los invitados, me produce una sensación de relax y abstracción emocional que en estos momentos necesito más que nunca.
Al fín, tras ininterminables cinco años de espera, una luz minúscula asoma entre la tiniebla.
La angustia (por lo menos a lo que este asunto atañe) concluirá con un arreglo que no gusta a nadie, pero satisface a todos.
Un acuerdo salomónico que destina a los inocentes a humillar como las reses bravas ante el ejecutor de su fatal destino. Sabiendo que agachando la cabeza ante el sistema, una vez más su honor morirá, pero prevalecerá la esperanza de una vida nueva.
Entretanto y mientras llega plácidamente el Lunes, nos dejaremos llevar un fin de semana entre la complacencia del relax, el vino y el sueño.
Y las brasas quedarán convertidas en ceniza, como si nunca hubieran ardido, transformadas en polvo que con el viento y la lluvia del próximo invierno, serán esparcidas por todo el pinar.

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